¿Cuáles son las posibilidades de las residencias artístico/científicas a distancia?

La contingencia actual plantea serias dificultades para reunirse y trabajar en equipo en cualquier tipo de proyecto. El arte no está exento a esta situación que, a la vez de plantear dificultades, nos impulsa a vislumbrar nuevas posibilidades que sirvan para estrechar las distancias y generar nuevas formas de interacción que ayuden a enfrentar escenarios tan complejos como el del presente.

 

SACO se ha caracterizado por levantar puentes entre el arte y la ciencia mediante la realización de intensas residencias de investigación y creación, muchas de las cuales han terminado en exhibiciones. Es por eso que nos acercamos a dos de nuestros amigos y colaboradores para conocer sus visiones respecto a las opciones que representaría realizar, total o parcialmente, residencias artístico/científicas a distancia. 

 

Es así que el arquitecto y artista argentino Guillermo Anselmo Vezzosi y el Director del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta, Eduardo Unda-Sanzana, quienes durante el segundo semestre de 2020 trabajarán juntos en la residencia arte&astronomía, compartieron sus visiones respecto de estas interrogantes.

 

¿Qué posibilidades ven ustedes de abrir las puertas a residencias artísticas y científicas virtuales?

Guillermo: Creo que es necesario.Los artistas no tenemos los medios necesarios para movernos en un mundo globalizado y hay que empezar a romper barreras y conectarnos. Si bien no hay que perder el contacto humano, que es tan fortalecedor, hay etapas que se pueden hacer previamente para ahorrar tiempo y posteriormente, tener un contacto más intenso.

 

Eduardo: En el mundo de hoy, mirando más allá de la contingencia generada por el COVID-19, tenemos otras buenas razones para abrirnos a experiencias de interacción a distancia entre los seres humanos. Se pueden abrir otras dinámicas, por ejemplo, con grupos más grandes de personas y que de otra manera hubieran quedado fuera de la interacción. Esto permite democratizar experiencias que hubieran tenido una barrera de privilegio de entrada bastante alta. En el lado negativo creo que el problema que presentan las interacciones a distancia es que cuesta dejar de ver las herramientas que la hacen posible y a veces introduce variables que entorpecen la comunicación. Otro problema es que hace la mutua exploración menos libre, pues deja en manos de quien emite el mensaje todo el control de lo que quien recibe el mensaje puede ver. En cambio, presencialmente, las dos partes en diálogo pueden espontáneamente observar contextos u otras interacciones que den más sentido a la comunicación misma. Esto genera problemas que no está claro cómo resolver, pero me parece que es un desafío que vale la pena abordar, siquiera sea por las potencialidades positivas ya mencionadas. Sería ciertamente interesante explorar cómo funcionaría esto en la práctica pues, de tener éxito, creo que estaríamos abriendo un fértil terreno nuevo a muchas personas que a través de procesos tradicionales seguramente no podrían participar de este tipo de experiencia.

 

¿Cómo con los conocimientos y experiencias que han tenido, se podrían enfocar estas residencias virtuales?

Guillermo: Primero, el acceso a la democratización de contenido. Soy de los que cree que hasta el día de hoy, el acceso a las becas y todo lo relacionado al apoyo a los artistas no es democrático ya que muchos artistas están relegados de la transa, del acuerdo a gran escala. SACO tiene la virtud de plantear desde la periferia y yo soy un artista fiel a eso, a no establecerme y ser artista en Buenos Aires, sino que hacer arte en los confines y buscar el diálogo desde ahí. Me parece muy valioso el arte que surge fuera de las grandes esferas pues hay que romper barreras y hacer arte como una revolución, porque si nos mantenemos en la idea de que tienes que tener una beca, tienes que tener pasajes aéreos, pagarte los mejores vinos y las mejores cervezas para poder ir a hacer arte, no sirve. O sea, no podemos gastar un millón de dólares en una residencia que se puede hacer con diez mil.

 

Eduardo: Hoy hay muchas herramientas digitales que permiten una telepresencia bastante fluida si se ocupan en todo su potencial. Las videoconferencias ricas en contenido, con la posibilidad de compartir pizarras en las cuales escribir, o pantallas en que se visualiza y comenta un tema, son una forma obvia de hacer esto. Sin embargo, puede haber otras formas, basadas en juegos o el control remoto de algunos, que podría valer la pena considerar para experimentar otras formas de telepresencia. No sé si la tecnología tiene hoy la madurez necesaria para que este tipo de interacción sea de valor práctico y facilite la residencia, pero se podrían hacer algunos experimentos y analizar los resultados. Alternativamente cabe la posibilidad, más clásica en su enfoque, de dar acceso a lecturas, charlas y conversaciones con científicos del centro según un calendario previamente acordado, dando al artista la posibilidad de que previo a cada uno de esos hitos haya tenido la posibilidad de examinar libremente el material que le haya sido propuesto por los científicos.

 

Hablando de los espacios de irrupción, ¿las nuevas tecnologías representan para ustedes un espacio de irrupción para lograr ese trabajo mancomunado a distancia?

Guillermo: Creo que cualquier artista desde un confín puede generar algo virtualmente, pero conociendo previamente a la persona, como tuve la opción yo de conocerlos a ustedes en SACO. Soy un artista que he estado constantemente postulando a convocatorias internacionales y de eso surgen mis oportunidades, porque el arte tiene que estar en todos lados y tiene que ser democrático, no tiene por qué estar en Nueva York, en Londres, en Madrid, en Buenos Aires. Eso no existe ya, porque no tiene mucho eco tampoco. Creo que está muy buena la palabra “contaminarse” si le damos un sentido positivo y la gente tiene que estar abierta a contaminarse con el arte en lugares como Antofagasta, como Cerrito, Paraná, donde sea, y no en Santiago o Buenos Aires, y agarrar el internet que es una mafia, una cosa totalmente negativa muchas veces, como algo positivo. 

 

Eduardo: Por supuesto, pero en la medida en que estén bien implementadas y sean correctamente utilizadas. Esto requiere no solamente tener buenos equipos computacionales y periféricos de buena calidad sino también contar con una red de datos estable, de bajo costo y de gran velocidad, a la vez de las competencias técnicas para instalar y operar estas herramientas. Si estas condiciones no concurren, el trabajo se vuelve frustrante pues la atención se desvía muchas veces a las herramientas mismas.

 

 

¿Cómo proyectan estos enlaces a futuro, qué otras posibilidades se pueden explorar en estas residencias a distancia?

Guillermo: Rompamos la idea que somos todos víctimas de un capitalismo feroz que nos hace ser los ciudadanos que somos del mundo, egoístas, sin querer compartir, compitiendo con tal de pisarle la cabeza al otro y ser el mejor artista. Creo que tenemos que tratar de hacer una comunidad, algo que siempre he querido hacer desde que empecé a hacer arte. Me di cuenta que puedo tener amigos artistas en los confines, en cualquier lugar del mundo, y me doy cuenta que ellos están en la misma. Si empezamos a hacer esta comunidad, que tendría que ser a nivel social mayor, podríamos tratar de crecer, hacer una exposición paralela pero en distintos lugares del mundo. Pero lamentablemente todos soñamos con ser cara en la Bienal de Venecia o en Nueva York y así no vamos a llegar a ningún lado.

 

Eduardo: Creo que en el futuro, con la construcción de espacios virtuales bien diseñados como los que se ven en muchos videojuegos, elaborados con un altísimo grado de detalle, y una presencia generalizada de dispositivos que hagan operativa la “internet de las cosas”, va a ser posible la exploración remota de muchos lugares que de otro modo serían de difícil o imposible acceso. Un ejemplo lo tenemos con los mismos observatorios presentes en la Región de Antofagasta. Algunos están por sobre los 5 mil metros de altura, de modo que los menores de edad no pueden ir por restricciones fundadas en su metabolismo, y lo mismo aplica a cualquier persona de salud delicada. Un ambiente de realidad virtual que fielmente reconstruyera esos espacios y que permitiera, en ciertos puntos de contacto, la manipulación de objetos reales presentes en esos lugares, permitiría una exploración de esos sitios a cualquier persona, y que por otros medios sería imposible. Me encantaría ver qué sería capaz de hacer un artista con esa posibilidad o con la posibilidad de recorrer la Luna o Marte por medio de dispositivos de realidad virtual e interactuando con un científico que fuera su contacto principal durante una residencia virtual centrada en torno a esta posibilidad tecnológica.

 

*Debido a la contingencia sanitaria que afecta a nuestro país y el mundo, SACO ha recalendarizado sus fechas entre septiembre y noviembre de 2020. Más detalles aquí.