“El museo es una escuela” Única conferencia de Luis Camnitzer en Chile

El Festival de Arte Contemporáneo SACO, que ya lleva seis ediciones como Semana del Arte Contemporáneo, y donde su última versión de este año  2018 se ha desarrollado bajo el concepto curatorial Origen y mito, ha pasado a convertirse en un evento más grande, con nuevos circuitos expositivos, programas públicos y activaciones, buscando establecer en el Desierto de Atacama un epicentro de creación de nuevos modelos de pensamiento, creación, crítica y diálogo, y sin duda que fomentar la práctica artística fuera del eje dominante de la capital del país.

Dentro del contexto de SACO7 Origen y mito, es que uno de los artistas conceptuales más importantes del último tiempo, y además teórico y pedagogo, Luis Camnitzer, ofreció el pasado miércoles 22 de agosto una única conferencia en Chile, en la Universidad Católica del Norte, Antofagasta, como parte de su visita al país a propósito de su exhibición Más allá de “2 obras de Luis Camnitzer” , curada por Montserrat Rojas Corradi y que cuenta con la instalación Please Look Away y el screening Jane Doe.

La conferencia llamada El museo es una escuela se dio dentro de una ciudad que precisamente no cuenta con museos o espacios dedicados a la exhibición y difusión del arte contemporáneo. Es por eso que adquirió tanto sentido en este contexto, donde SACO ha instaurado dos modalidades expositivas para suplir esta ausencia: museo sin museo y escuela sin escuela.

El nombre de la conferencia viene dado por un trabajo que Camnitzer ha venido desarrollando por varios años y en diferentes museos e instituciones culturales: la instalación del texto “El museo es una escuela, el artista aprende a comunicarse, el público aprende a hacer conexiones”, algo que él definió como una auto-terapia y venganza, donde los museos para contar con la obra debían hacerlo en la tipografía oficial de la institución, producirían una postal oficial y aparecería el nombre del artista pero no con derechos de autor, esto como una proclamación de lo que él cree, que es la renuncia a la autoría.

El uruguayo nacido en Alemania y radicado en New York desde la década del 60, manifestó su preocupación pedagógica y educativa a través de la interpelación a ese espacio museístico casi sagrado e intocable, donde las instituciones ponen la atención y sus esfuerzos en donde no debieran estar. En palabras de Camnitzer “La importancia de la obra estaba en otra cosa. El museo no debe promover valores prefabricados y la mercantilización del arte”.

Así es que los tópicos fueron dándose desde este cuestionamiento del papel y la función del museo -entidad que tendría tres niveles jerárquicos: dirección, curadores y otros altos rangos; grupo de encargados de educación y mediación; administración y otros empleados,  dentro del cual el equipo educacional no está preparado, y además está desvinculado de los otros sectores de la institución- hacia lo que es una obra de arte y bajo qué alero se comporta el arte contemporáneo. En este viaje temático es que conversó acerca de qué es lo que podría definir el valor artístico de una pieza, cuestionando además si esa obra debe ser accesible o no al público general, o para quiénes se están produciendo estas prácticas artísticas.

Cuando nos enfrentamos a una obra, cabría preguntarse qué es lo que estamos mirando, y es que si esa obra quiere ser tal, nos tiene que enseñar algo. De ahí la importancia que el espectador pase del lugar pasivo al activo para poder completar este mensaje visual al cual nos enfrentamos, esto entendiendo que el público receptor no es homogéneo, y que si lo fuera y hubiera un denominador común “empobrecería los efectos de la obra y eliminaría las sutilezas, o sea, podrían solo tratarse temáticas generales.”

El artista abordó sin duda además las visiones culturales, donde supuestamente hay una eje hegemónico que es capaz de unificar consensos, pero donde el flujo con la periferia es solo unidireccional, es decir, el mainstream o corriente principal es donde hoy se distribuye el poder del conocimiento, y de ahí a cómo nosotros podamos entrar en la dialéctica de inclusión y exclusión tanto para las sociedades como para las estéticas y visualidades propias de un lugar y otro.

Pero si retomamos su cuestionamiento al museo y el espacio institucional, la producción de obra y su significado y cómo operan las estructuras de poder y conocimiento, podemos aunar y entender que para una adecuada o la mejor manera posible de generar y expandir el lazo entre arte, educación y comunidad, es a través del diálogo, donde la comunicación permite la retroalimentación, donde el museo debiese ser una escuela, el artista un comunicador, y entre ellos dos asumir una responsabilidad.

Luis Camnitzer: El museo es una escuela - conferencia completa