Finalización de la primera versión de Residencia ISLA-ISLA: Paisajes sonoros y el cuerpo como extensión de la escultura

Los artistas, radicados en el norte de Chile, Priscila Peralta y David Corvalán, fueron los seleccionados para experimentar la primera residencia gestada por el vínculo entre el Museo de Arte Moderno Chiloé (MAM) y el Instituto Superior  Latinoamericano de Arte (ISLA), Centro de Residencias Artísticas del Colectivo SE VENDE.

Forjando nuevas rutas creativas de norte a sur nace la Residencia artística ISLA-ISLA. El objetivo: que creadores residentes en alguna de las 4 primeras regiones del país vivieran un proceso de un mes de investigación en el MAM, museo ubicado en la ciudad de Castro. Los elegidos para vivir esta experiencia fueron el chileno, radicado en Calama, David Corvalán y la ecuatoriana, con base en Iquique, Priscila Peralta.

 

Luego de una inspiradora estadía en la isla sureña, que comenzó durante la veintena de marzo y culminó a fines de abril de este año, ambos volvieron al norte, a ISLA en la ciudad de Antofagasta, y recordando ese tradicional rito familiar de compartir una taza de té antes de que la noche haga su aparición, nos relataron su experiencia.

 

Priscila partió al sur con toda su trayectoria como Licenciada en Artes Visuales, y Experta en Educación en Museos, a ello se sumaba su constante experimentación con el sonido, la música, la gráfica y lo visual y su pasado artístico en Ecuador, que recorre el canto lírico, la performance y parece consolidar en el arte sonoro.

Esa tarde, la artista ecuatoriana nos invitó a un viaje auditivo por los territorios isleños y las emociones de su experiencia creativa impresas en paisajes sonoros que funcionan como un espejo de la cotidianidad sureña, junto a su sello propio: “Mi voz, que me permite canalizar el proceso que estoy viviendo y lo que estoy sintiendo” decía la creadora.

 

De este modo, su investigación se materializó en un objeto sonoro, de tejido vegetal, confeccionado con ramas y plantas de la zona, que recorría Chiloé invitando a los isleños a recostarse e introducirse en una especie de cápsula de sentidos: “Cada persona elegía qué quería escuchar. Entre las alternativas encontraban pistas acústicas sobre Castro, la Costanera, el Bosque Nativo y el Paisaje humano que los invitaban a aislarse por un momento”.

 

De la misma forma llegó David, con una madura trayectoria artística, su Máster en Arte Contemporáneo y su Diplomado en el Doctorado Forma y Espacio Escultórico, además de premios como FAXXI-SACO 2017 y la medalla Orden al Mérito Ciudadano en la ciudad de Calama, sin duda acompañaron su proceso creativo. En su relato sobre su experiencia en la isla, lo acompañamos a la frontera entre la escultura y la performance, en donde según comenta: “Asimilé que mi cuerpo se ha convertido en la extensión de mi obra”.

 

Y es que su ausencia era evidente en obras como Refugio Vacío, luego apareció en las faldas del Volcán Ollagüe, con Refugio 1, en donde su cuerpo estaba cubierto por una apacheta mitad piedra, mitad residuo industrial. Finalmente llegó Refugio 2, Chiloe:Construí una estructura de ramas y troncos de canelo (árbol sagrado y protector Mapuche) la convertí en mi refugio y con ella me sumergí en la pureza del Lago Tarahuin, rodeado de un denso bosque nativo, un lugar en donde la Mapu se muestra en su esplendor“, señala el artista.

 

Tras el té, el contó que creará un nuevo Refugio en Machalí, su lugar de origen, y agradeció que su experiencia en las “islas” fuera en compañía de Priscila, quien supo mostrarle su visión desde lo sonoro. Una sonrisa cómplice nacía del rostro de ella, feliz de ser testigo de la ritualidad en el trabajo de David.

 

Así fue como ambos finalizaron este proceso y emprendieron camino a su cotidianidad, pero no sin antes dejar abierta la posibilidad de que en el futuro  mundos sonoros y escultóricos se encuentren en un trabajo colaborativo con el sello Peralta y Corvalán.