Conectando Historias / Melanie Garland / Octubre
Conectando Historias: Berlín (Alemania), Calais (Francia), Antofagasta (Chile)

Comunidades sirias y colombianas, migraciones forzadas y migraciones voluntarias

“Mira hija, en granito en granito la gallina llena el puchi…”

(Señora Sandra Mina Hernández, fragmento de grabación, campamento El Bosque, Antofagasta, octubre 2016).

Soy una migrante con ascendencia italiana e irlandesa, nacida y crecida en Chile, padres y abuelos chilenos, bisabuelos extranjeros. Hace mas de tres años que soy una inmigrante en Alemania, en la ciudad de Berlín.

Mi trabajo artístico se basa en mi propia experiencia y vivencia como una migrante, y su relación con los flujos contemporáneos de migración. Conectando historias es un proyecto / acción de arte sobre el compartir experiencias y sentimientos entre emigrantes de una misma comunidad en un país extranjero. Recolectando, archivando y documentando el proceso migratorio en Europa y Suramérica. A través de cartas anónimas, los participantes van intercambiando situaciones de sobrevivencia, estrategias emocionales de adaptación a las circunstancias de un nuevo territorio, su conquista y la apropiación de la nueva cultura.

Conectando historias se ensimisma en la capacidad de las personas emigrantes de construir y reconstruir una nueva vida. Este proyecto se ha realizado entre comunidades sirias, iraníes y colombianas, entre Alemania, Francia y Chile.

Experiencia N4: Berlín – Antofagasta

Al decidir realizar el proyecto Conectando historias en el territorio chileno, inicié la indagación de cuál era la comunidad de emigrantes más grande de la ciudad de Antofagasta, siendo ésta la comunidad colombiana. Al empezar la recolección de cartas en Berlín, nunca pensé que iba a ser tan difícil su recolección, ya que ya conocía la comunidad colombiana. El interés en escribir una carta a un compatriota no fue tan grande y en muchos casos no les interesaba en absoluto el proyecto, siendo muchos de ellos desarraigados de su cultura. Al percibir esto, empecé a darme cuenta de la gran diferencia entre una migración forzada a una migración voluntaria. En los números anteriores de Conectando historias, la necesidad de 183 escribir y comunicarse era mucho mayor, ya que en ese caso las comunidades sirias e iraníes necesitaban un espacio tangible y visible de expresión e intercambio emocional entre sus pares.

Pude recolectar diez cartas de jóvenes y adultos colombianos que viven entre tres y diez años en la ciudad de Berlín. Principalmente tienen una buena calidad de vida y una buena integración en la comunidad alemana. Muchos de ellos no han vuelto a Colombia, olvidando y transformando un origen que ya no es tan latente.

Experiencia N5: Antofagasta – Berlín / Campamento

El Bosque Al entrar en Antofagasta, percibí el aire con una veladura blanca, con capas grises claros y color café de arena nortina. Una ciudad entre pampa y mar, con un flujo constante de personas emigrantes, entre salitreras y mineras. Al llegar al campamento con sus colores tierras claros, me penetraron e inmediatamente me teletransporté al campamento en Calais (Francia, campamento ilegal de refugiados mas grande de Europa).

La atmósfera entre sus habitantes era diferente. Ahí reaccioné a la diferencia real entre una migración forzada y una voluntaria, ya que el peso de la guerra, como en el caso de las comunidades sirias e iraníes no se encontraba, pero se percibía claramente el peso de ser un inmigrante de color en un país mayoritariamente monocolor.

A diferencia de las visitas anteriores, donde compartía con la comunidad mínimo dos meses, aquí iba a estar solamente dos días, por lo que era todo un reto lograr entregar y recibir las cartas, ya que la comunidad no me conocía y probablemente iba a ser difícil tener su confianza. Gracias a la ayuda de Cristian Ochoa (fotógrafo chileno, que trabaja actualmente con la comunidad colombiana), iniciamos el camino de la entrega de las cartas, tocando puertas y explicando el proyecto para ver si existía interés en su participación.

Por el poco tiempo, logramos entablar relaciones con cinco personas, logrando conversar sobre su viaje y su motivo migratorio. Una de éstas es la señora Sandra Mina Hernández y su hija Helen de 14 años, quienes muy amablemente nos invitaron a entrar a su casa y a beber un poco de bebida colombiana.

Al iniciar la conversación, me di cuenta de cómo todo se iba conectando e hilando, donde el lenguaje jugaba un rol esencial en la conexión emocional entre las tres. En mis experiencias anteriores, nuestro motor de comunicación eran el dibujo, las señas, el contacto físico, las risas y expresiones, que nos permitían entablar una relación mucho más profunda, ya que no teníamos un idioma en común.

Al decidir emigrar y explorar un nuevo país con nuevas oportunidades de trabajo y una mayor seguridad nacional, el emigrante se va transformando, adaptando, integrando y en algunos casos mimetizándose en la nueva cultura. Éste no es el caso de la señora Sandra y de muchos colombianos, donde ellos van mostrando y explicando sus costumbres, sus comidas y maneras de pensar a la comunidad chilena. El no olvidar lo que son y la decisión de reconstruir una nueva vida, van siendo impulsos esenciales en esta comunidad.

En el proceso del viaje, el emigrante se vuelve un sujeto de tránsito, donde tiene que diseñar, crear y aprender diferentes estrategias de sobrevivencia y adaptación, siendo la experiencia el eje esencial del viaje a un nuevo territorio. Conectando historias pretende muy humildemente a través de cartas escritas, grabaciones sonoras y, en algunos casos, fotografías, archivar y documentar este proceso antropológico de la experiencia. Recolectando distintas estrategias, anécdotas e historias personales de un emigrante en tránsito y de cómo éste va integrando a la dinámica mundial de la migración actual.

(Fotos Dagmara Wyskiel).

Melanie Garland

Artista Visual