De Residencias artísticas y zonas de sacrificio: cómo SACO busca fusionar la contingencia de Brasil y Chile

Mucho antes del estallido social ocurrido en Chile, se había coordinado mediante la directora del dentro de Residencias JA.CA de Minas Gerais, Francisca Caporali, una intensa agenda de actividades en tres ciudades de Brasil, para estrechar alianzas y concretar residencias que beneficien a artistas de ese país y del nuestro en la próxima edición de SACO.

 

No hubo duda en acceder a esta invitación, a pesar de la contingencia. La razón era simple: este viaje tenía directa relación con algunas de las temáticas más complejas que atraviesan la realidad del continente: la arremetida de los neofascismos, las justificadas manifestaciones sociales, los territorios desgastados por la explotación minera y las comunidades sacrificadas por sus gobernantes, devastando el paisaje, ciudades, comunidades originarias y el alma de cada ser humano. No son solo en Chile convivimos con estas problemáticas, sino que afectan el corazón de muchos lugares en Sudamérica. Ahí, donde el arte es el “pariente pobre” de las polìticas de Estado y de buena parte del empresariado, ahí donde el arte es mirado como un enemigo a la norma establecida y al uniformado orden que a muchos les gustaría sostener; ahí, donde el arte es capaz de levantar escuelas y formación contra todo pronóstico, es donde queremos trabajar.

 

La realidad de Brasil, en muchos aspectos, no difiere de la chilena. En Minas Gerais, por ejemplo,  nos encontramos con la Mina Capão Xavier, ubicada en el barrio Jardim Canadá, a diez minutos de JA.CA. Fuimos testigos de cómo la presencia de hierro, producto de décadas de explotación, ha hecho que la tierra adquiera un profundo color rojo, convirtiendo el territorio en una herida abierta. Las maquinarias han deformando el territorio, generando un crudo contraste con el verde de la selva al borde de ser devorada por oleadas de “tortas” de desechos, en un paisaje doloroso que nos recuerda los efectos de similar devastación en el Desierto de Atacama producto del extractivismo abrumador de la minería del cobre. Lo cromático y geométrico de los procesos productivos se imponen al paisaje original, hiriéndolo con las capas profundas de las excavaciones, las huellas de las maquinarias pesadas y los movimientos mecánicos e insensibles que extraen los recursos de la tierra, en la selva brasileña o en el norte de Chile.

 

De ahí la idea que motivó este viaje: establecer una alianza que permitiera la residencia de artistas del norte de Chile en Minas Gerais y viceversa, proyecto que ya està tomando forma de cara a SACO9. Es sumamente necesario y urgente que entendamos que existen problemáticas transversales y mediante estas residencias entre artistas chilenos y brasileños, que habitan estos territorios perimetrales y precarizados, lograr impulsar una visión crítica de nuestras zonas de sacrificio, enfrentándonos al necesario cuestionamiento que nos obligue a pensar en que los cambios que necesitamos para sobrevivir a la hecatombe extractivista, deben ejecutarse ahora o nunca.

 

En la misma ciudad, visitamos el Instituto Inhotim, espacio donde el arte contemporáneo y la botánica se amalgaman en esta obra levantada por el empresario Bernardo de Mello Paz a mediados de la década de los 80. Un lugar único que posee colecciones que se movilizan para el desarrollo de actividades educativas y sociales para diferentes audiencias, abriendo diálogos con la comunidad, convertido en una fuerza impulsora para el desarrollo humano sostenible de la que vinimos a conocer su experiencia en nuestra constante búsqueda de nuevas formas y fórmulas para continuar proyectando el desarrollo del arte contemporáneo y la formación en el Desierto de Atacama.

 

Otra de las prioridades de estes viaje, era compartir experiencias, tanto con nuestros anfitriones Francisca Caporali, Yana Tamayo en Brasilia y Helmut Barbosa en Rio de Janeiro, entre otros artistas, gestores y curadores con que nos reunimos de manera informal, pero también en instancias abiertas al diálogo como ocurrió en la Escola Guignard, gracias a la invitación que las profesoras del curso de Artes Visuales de la Universidad de Estado de Minas Gerais, Celine Lage e Isaura Pena, realizaron a la Directora de SACO, Dagmara Wyskiel.

 

Ante más de 40 personas, entre docentes, alumnos y ex estudiantes de la escuela, Dagmara expuso por casi dos horas la experiencia del Festival en el Desierto de Atacama, aunque con algunos énfasis, como por ejemplo, el proceso de desarrollo de museo sin museo en el contexto de la falta de espacios para el arte en el norte de Chile; cómo SACO propone y consolida la creación de un espacio ficticio pero a la vez tangible para permitir el acceso del público local al arte contemporáneo.

 

Por los contextos sociales y económicos, el diálogo también giró en torno a las complejas temáticas que se replican en Minas Gerais y el Desierto de Atacama, territorios en los que las autoridades constitucionalmente designadas como protectores del medioambiente, la seguridad y calidad de vida de la comunidad, parecen ausentes e impotentes ante la deformación del paisaje producto de la explotación desenfrenada que perjudica directamente a sus habitantes. Tal como en nuestro país, los asistentes a la charla manifestaron exigencias dirigidas a terminar con la depredación extractivista de la minería industrial, cuyos efectos nefastos en el territorio pudimos ver con nuestros propios ojos recorriendo Minas Gerais.

 

Actividad similar se sostuvo en Brasilia, gracias a deCurators, un espacio dirigido por Gisel Carriconde Azevedo, administrado por artistas y diseñado como un escaparate para ejercicios curatoriales, partiendo de la premisa que existe una poética expositiva de poner el arte en la calle, en una filosofía de bricolaje, con exposiciones que duran una hora, un día, una semana, un mes o un año, sin los condicionamientos de instituciones, patrocinios u horarios ajustados. 

 

Hasta ahí llegó Dagmara con el fin de generar alianzas, promover SACO y también, su quehacer artístico en el presente contexto político y social que no solo afecta a Chile, sino que a casi todo el continente, todo esto gracias a la gestión de la artista visual Yana Tamayo. El encuentro se realizó, como es costumbre en esta instituciòn, en la amplia vereda que antecede a este espacio experimental y no comercial, que acoge instancias de reflexión e intercambio latinoamericano. Así se invitó a la escena local a participar de la charla, pero también a vecinos y transeúntes alrededor de un parque en este plan piloto desplegado en el plano clásico y modernista de Brasilia, reuniendo a más de 30 personas que conocieron la propuesta que fusionó la presentación de SACO, sus raíces, contexto y manera de operar, con el trabajo artístico de Dagmara en relación al territorio del desierto, cruzando ambas áreas, lo que potenció un diálogo abierto que también abarcó contenidos políticos, generando resonancia y debate en torno a la creación, pensamiento crítico, contingencia política y la situación general que hoy vivimos como pueblos latinoamericanos.