Microcuradurías: la necesidad de (de)formar a los gestores del cambio

Veinticuatro personas de Chile, Perú y Argentina se dieron cita, presencial y virtualmente, entre diciembre de 2020 y enero de 2021, respondiendo al llamado a participar de Microcuradurías, programa de curadurías desde la marginalidad.

 

La mayoría jóvenes artistas y gestores culturales, pero también periodistas, investigadores y docentes del más diverso rango etario y hasta un cientista político y un geógrafo fueron parte de esta convocatoria que, justamente, buscaba esa amplitud y variedad, pues la ausencia de profesionales en el área de la curatoría en las zonas alejadas de los grandes centros urbanos, artísticos y educacionales, es un mal endémico que afecta a todos los países del continente por igual.

 

De ahí también la selección que se hizo de los monitores de los módulos del programa: quince artistas, curadores y docentes de larga trayectoria en la realización de acontecimientos culturales en ciudades alejadas de las metrópolis, quienes compartieron sus fracasos y éxitos, desarrollo de proyectos, formas de trabajo individual y colectivo, y la estrecha relación de sus acciones de arte con los territorios periféricos.

 

Microcuradurías nace de varias necesidades y observaciones. Durante las últimas décadas curadores, artistas visuales y otros agentes batallan por eliminar las gigantescas brechas entre las urbes latinoamericanas que concentran los circuitos artísticos, y los territorios que agonizan y renacen en la falta de oportunidades. En menos de una quinta parte de la longitud de Chile están acumuladas todas las escuelas universitarias de artes visuales, además de archivos, espacios especializados de circulación e investigación. La desigualdad de acceso a la educación superior artística y, como resultado, el vacío profesional extendido ya por tres generaciones (el cierre de la única escuela universitaria de Arte en el norte de Chile tuvo lugar al inicio de la dictadura militar), profundiza la brecha de conocimiento, dejando a la mayoría fuera del potencial creativo por falta de recursos y distancia. 

 

En este contexto surge Microcuradurías, que a través de un ciclo de charlas, ejercicios prácticos y espacios de diálogo, inició un proceso simbiótico de traspaso de conocimientos y habilidades relacionados con la curaduría de campo, para potenciar a líderes de pensamiento crítico y creativo en y desde territorios carentes de alternativas de educación formal. 

 

Las charlas profundizaron en temas tan vitales como la promoción a las artes en las capitales marginalizadas, experiencias y eventos cíclicos de las artes de la visualidad en Latinoamérica, y la diversificación de las estrategias para la producción y el análisis de la relación entre disciplinas y materiales. Los talleres brindaron ejemplos en gestión de espacios, curadurías que provocan cambios multidireccionales de lugares: posibilidades empíricas de transformación de desventajas sociales en oportunidades con aplicación de técnicas etnográficas creativas para mediar no solo el arte; la relación obra-espacio y sus mutuas influencias y adaptaciones, estrategias de divulgación de contenidos con el poder de la imagen y la mediación en espacios no convencionales.

 

El programa fue pensado como un ensayo y un proceso que busca asegurar su continuidad el 2022, con la posibilidad de desarrollar un diplomado velando por estándares metodológicos y pedagógicos, con un contenido contextualizado y diseñado para ser aplicable en condiciones particulares de trabajo de campo, respondiendo a la demanda desde por lo menos cuatro países de la macrozona de los Andes del sur.