SUMERGIRSE EN EL DESIERTO: MÓDULO 2 QUILLAGUA LABORATORIOS DE PRIMAVERA DESIERTOS INTERVENIDOS

El oasis de Quillagua en la comuna de María Elena, localizada en el Desierto de Atacama, muy cerca del límite entre las Regiones de Antofagasta y Tarapacá, se distingue por una rica historia precolombina, que luego alcanzó otro gran empuje en la época del salitre, debido a la capacidad agroalimentaria de sus terrenos fértiles emplazados contradictoriamente en medio de una de las áreas geográficas más áridas a nivel mundial.

José Luis Torres

Y es que en el avance de la extracción de recursos naturales a causa de la industria minera a gran escala, finalmente captó parte del agua que circulaba por la extensa quebrada, agotando el recurso que además fue contaminado, eliminando las tierras cultivadas y por ende el sustento de cientos de personas que finalmente abandonaron la localidad, habitando tan solo a alrededor de 120 familias en esta situación de conflicto donde el desmedro del valor patrimonial y la resistencia, son algunos de los aspectos que están más a la luz.

MAGALI VISEDO

En medio de dicho conflicto, el Centro de Residencias Artísticas ISLA, de Colectivo SE VENDE, dentro del programa En marco de SACO5, una vez más con la visión de apoyar a quienes se han arraigado en Quillagua, y no permitir la extinción completa del pueblo, se llevó a cabo el Módulo 2 del proyecto Laboratorios de Primavera: Desiertos Intervenidos, residencia impartida metodológicamente por la artista visual Guisela Munita de Valparaíso, quien tuvo la oportunidad de guiar los procesos de investigación y etnografía de los artistas emergentes Francisca Jara y Carolina Opazo (Valdivia); Romina González (Temuco); Carmen Olivares, José Luis Carrara, Magaly Visedo, Sonia Cuevas, Patricia Díaz y Francisco Vergara (Antofagasta).

De análisis

A propósito del acercamiento previo a Quillagua, la inducción tuvo como columna articuladora el territorio, con una dinámica de mesa de trabajo bidireccional, donde se dieron instancias de discusión y análisis.

EN ISLA

Esta etapa se realizó entre el 29 de septiembre y el 2 de octubre en donde los participantes tomaron las primeras impresiones, focalizándose en las presentaciones de conceptos, encuentros, ejemplos de prácticas y asuntos artísticos, además de dialogar sobre sus experiencias en el arte, destacando los intereses, habilidades, técnicas o tendencias personales, para ser aproximadas al terreno.

Comprendiendo los recorridos

Entre el 2 y el 5 de octubre, este grupo de investigación artística al iniciar el estudio in situ, evidenció las principales tensiones que desde la lejanía eran difícilmente apreciables.

La compenetración y el adentrase en cada historia, permitió que la residencia diera pie para identificar la dureza del lugar, la cual muestra a través de la escasez hídrica, el extenso paisaje yermo que en ciertos sectores pierde la contemplativa quietud visual, revelando los vestigios de un pujante desarrollo agro industrial que hoy además conjuga con los conflictos de la perdida de identidad padecida por la población, tras haber ingresado al siglo XXI, periodo en el que continuó la perturbación territorial a raíz del encadenamiento productivo del sector minero.

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Al ampliar todo el contexto, y para digerir la fuerte carga informativa, las oportunidades de dialogar se presentaron en diversas líneas. Considerando que la intención principal de la instancia era hacer hincapié en los procesos de pesquisa en el arte, el valioso tiempo operó como un intenso espacio formativo concentrado en los temas que internamente motivaron a cada uno de los participantes.

En este acontecer de recorridos y derivas, los jóvenes artistas desde sus dimensiones academizadas o autodidactas, asimilaron este lugar, tensionando su presencia y concertando propuestas de intervención.

Ante dicho proceso, la artista proveniente de Temuco, Romina Gonzales, comentó que en la oportunidad de trabajar con los alumnos de la única escuela rural del pueblo, su intención fue vincular el paso de la historia y el papel que tuvo la estación ferroviaria en Quillagua con el desaparecido Tren Longitudinal, el cual conectó durante décadas a todo el norte grande del país.

“Considerar la visión que tienen los niños sobre el poblado, es muy importante, ya que de ahí viene la potencia con el tren, porque queríamos hacer una mención a este medio de transporte, pues muchos de los niños que participaron sus abuelos habían trabajado en el tren vendiendo cosas, entonces ellos identifican algunas historias, conocen la importancia que tuvo y se sienten considerados. Quillagua es un espacio que influye mucho en las personas, digamos la parte histórica, cultural y natural, el clima te afecta de sobremanera, ver la sequedad, el sol, es inevitable no dejarse afectar, y todo eso es un conjunto de cosas que permite la creación” agregó Romina Gonzales.

QUILLAGUA

Por medio del proyecto Desiertos Intervenidos Laboratorios de Primavera, se pudieron establecer ciertos acercamientos con la comunidad, permitiendo cimentar relaciones interpersonales más profundas, aspecto que se manifestó también en el gesto que logró la artista de Valdivia, Francisca Jara, quien recorriendo y conversando con algunos vecinos, accedió al sistema central de distribución eléctrica del pueblo, el que en términos de uso es administrado tan solo por una persona que normalmente hace el corte total a las 2 AM.

La operación efectuada, simbólicamente muestra como una persona exterior puede (y se le es permitido) involucrarse y fragmentar por cortos intervalos durante la madrugada el suministro de luz en las calles y en los espacios privados de las viviendas.

Para el ejercicio hecho Francisca Jara expresó que “la residencia en Quillagua fue un desafío a nivel personal, porque tenía que ver con una estructura diferente a la que yo había manejado antes, y con tiempos diferentes, estaba más acostumbrada y quizás eso es lo malo, ya que son proyectos que tienen más tiempo, entonces lo que alcancé a hacer fue un gesto, quedando bastante conforme con eso a nivel de proximidad con una comunidad súper ajena, y a pesar del dolor físico que me causó estar allá porque fue todo una cuestión la adaptación y lo último que fue destacable, es que trabajé con personas dentro del grupo que se están acercando a la creación, evidentemente estar con otros artistas origina diálogos diferentes, y esto era como trabajar en muchas capas, tener no solamente la audiencia en el pueblo, sino también conectábamos con los pares, asumiendo la responsabilidad de mediar y aportar, y no reposarme únicamente en mi creación”.

QUILLAGUA

Dejarse llevar por el lugar, y distinguir la forma de reaccionar responsablemente con el sitio de intervención, hizo que la fotógrafa antofagastina Sonia Cuevas, recolectara materiales orgánicos para la composición de un símbolo, asemejando el lenguaje de los geoglifos al contexto iconográfico actual.

Respecto a la operación efectuada, Sonia Cuevas articuló “para mi la vegetación, el árbol es una gran conexión. Estuve investigando antes de ir y tuve una idea preconcebida, y cuando llegué me acomodé a la realidad, y creo que ahí busqué la forma de contar en la medida de lo observado la intensa experiencia”.

QUILLAGUA

Las intervenciones, acciones de arte, performace y sus fotografías propusieron una vez más ampliar los imaginarios con una búsqueda comprometida, ampliando el prisma de intervención en Quillagua, y haciendo frecuente el encuentro con la comunidad y el espacio social que por supuesto robustece el legado y las reflexiones que ocurren ante tal potente contexto.

Y luego Ayquina

Cabe destacar que la última residencia del proyecto perteneciente a ISLA y que se enmarca en SACO5,  será el Módulo 3 a desarrollarse en el área altiplánica de Ayquina, con la participación del artista chileno, Oscar Concha.

Para recibir más información, escribe al correo administración@proyectosaco.cl.

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(Fotos D. Wyskiel, S. Cuevas, y F. Vergara).