TALLER DE PERFORMANCE CON MARÍA OLGA DELOS: SOY MI CUERPO Y EN CADA SEGUNDO VIVO

La propuesta estuvo dirigida a performers, bailarines, actores, artistas visuales y escritores experimentales.

El jueves 4 y viernes 5 de mayo en el Instituto Superior Latinoamericano de Arte, ISLA, se llevó a cabo el taller de artes performáticas Vida y muerte en un acto, impartido por la aspirante al título de Master en Teatro y Artes Performáticas de la Universidad de las Artes de Buenos Aires, Catalina Muñoz, quien desarrolla bajo el seudónimo de María Olga Delos, una carrera como interprete, performer, dramaturga, directora y docente.

 La idea de este laboratorio estuvo enfocada en cometer acciones orientadas a lo que cada uno de los participantes consideró sobre la idea de vida y muerte. Para eso en el taller se generaron herramientas creativas, discursivas y críticas, a través de ejercicios prácticos y analíticos en diversos formatos como la escritura, video, fotografía y puesta en escena. El ejercicio contempló una acción particular y personal, adscrita conceptualmente al lugar en el que habitan los integrantes del taller.

Ante lo acontecido en el taller, María Olga Delos, nos cuenta lo que fue su residencia formativa en Antofagasta, el porque de su trabajo en Quillagua, entre otros aspectos de su actual proyecto de vídeo performace.

¿Qué te pareció el taller en ISLA, cómo trabajaron y cuales son tus impresiones ante el interés que mostraron los asistentes que reflexionaron sobre el concepto Vida y muerte en un acto?

Creo que la disposición que tuvieron los asistentes para trabajar fue maravillosa. Cada uno atendía a cada petición desde su lugar creativo y posibilidades respecto de su cuerpo en relación a una acción comprometida a lo que ellos creen que es vida y muerte. Vida y muerte es el presente, todos los días. Es un proyecto personal de transformación al que ninguno puede escapar. Más bien se trabaja sobre él a diario. Quizá todos los días estamos muriendo un poco o disfrutando la hazaña de permanecer vivos.

Las consignas dadas en el laboratorio forman parte de la investigación que traje para la residencia en Quillagua. Es otro proceso de distanciarse de la propia forma del hacer y como la utilizan los otros. En ISLA precisamente utilizamos el espacio para hablar sobre performance, escribir y crear la nuestra a través de objetos, luego de haber salido a la calle para observar y experimentar en una playa antofagastina con el concepto que aborda el laboratorio.

¿En qué contexto se desarrolló tu residencia en Quillagua? ¿Cómo fue la ejecución de tu proyecto en el desierto más árido del mundo?

Esta residencia es parte de un proyecto que comenzó a gestarse el 2016 y que tuvo su primera prueba en la residencia de la plataforma INVE en el Valle de Colliguay, región de Valparaíso en el mes de abril, con la creación de una performance para la cámara en el entorno que ofrecía el valle y que después se transformó en video clip con música de Zarco.

Es un proyecto de investigación acerca de personas desaparecidas en donde el estado tiene la mayor implicancia. Esta idea general  se prueba en un contexto alejado de Santiago, en donde habitan un número reducido de personas y tiene la particularidad de estar también olvidado por el estado a modo de construcción social. Se instala un cuerpo en relación al paisaje y a la idea de no estar (de desaparecido), desde la misma idea también se trabaja la música, buscando sus propios recursos sonoros de expresión. A la vez que es un ejercicio de memoria para mi generación que nació con el concepto de cambio, pero que en la concreción de la democracia sucedieron otros procesos y que en la realidad actual, aún no sabemos por parte del estado, como agente responsable: sobre quienes fueron los autores, donde están y que hacemos nosotros para acompañar a las familias, porque es un dolor que nunca voy a entender y eso me genera angustia, malestar y rabia.

Elegí Quillagua porque es un pueblo en constante abandono luego de que Codelco-Soquimich lo dejaran sin agua, contaminaran su valle y les prometieran cambios que al día de hoy no llegan. Aún se corta la luz y el agua. Es un valle que se niega a desaparecer a pesar del olvido del país. Sigue vivo, como los muertos que hay que recordar. Un lugar del cual me enamoré y quisiera volver infinitas veces. En medio del desierto, algarrobos, es incomprensible. Trabajar en y con la naturaleza es lo mínimo que yo puedo hacer como ser humano para reconstruir desde mi lugar un espacio de memoria que no tiene que ver con el establecido sino con la carencia de una generación. Para eso es necesario usar otros dispositivos de memoria, otra propuesta sobre todo desde lo artístico.

¿Qué te parece el crecimiento y valoración que hoy vive la performance, el uso del cuerpo y su conexión con el paisaje natural o urbano? 

En Chile la performance o arte vivo se practica hace bastante tiempo. Puede ser duracional, repetitiva, efímera,  todas las propuestas dependen de la definición que cada artista da a su obra. Incluso los rituales de pueblos originarios pueden ser mirados como performance. Este arte cuestiona constantemente la postura, inclusión o poder que puede o no tener el espectador. Va más allá de los cuestionamientos de presentación o representación o el medio que utiliza cada artista para expresar la idea. Generalmente se asocia a cuerpos en estado de resistencia o protesta, que afectan a la colectividad en el diario vivir. La performance se adapta a los nuevos tiempos y sigue en constante búsqueda sobre los diversos temas que aborda: Los límites con las instituciones académicas, los cruces con las otras artes o la toma de conciencia por parte del sistema económico capitalista que también se nutre de las artes para sobrevivir. Estas son formas que emplea el artista para llevar a cabo su vida y otras, mediante una reflexión crítica sobre el lugar en el que habita.

Salir del espacio determinado para el arte, como una galería o sala de artes escénicas y enfrentar el espacio público o el interior de la naturaleza es también un acto de modificar lo establecido. La acción, el cuerpo en su estado mental se modifican mediante la interrupción del cotidiano. El artista debe conseguir una adaptación con lo que se le presenta.

Soy mi cuerpo. Indivisible en todas sus partes. Una materialidad compleja y completa que pertenece y es de este mundo. Me llevo conmigo y a cada segundo vivo una experiencia personal, con los otros y con el entorno. Hoy cada vez más separados intentamos no relacionarnos, no tocarnos, no miramos. Suprimimos el deseo y curiosidad que existe en el descubrir al otro. Creo que lo necesitamos así como la soledad. En la actualidad la performance es un arte más comprendido, mirado y ejecutado desde distintos lugares. Es un arte más experimental que me otorga diversidad en la práctica.