Cosas que duelen, exposición en el Salón Chela Lira de la Universidad Católica del Norte

Hablar de dolor con todas sus capas como experiencia inevitable humana, es recordar que somos vulnerables. Ser incapaz de sentir el dolor, es considerado inhumano. Trabajo con dolores, malestares y sufrimIentos. Desde allí te involucro emocionalmente, desde la empatía  y la experiencia propia.

Dagmara Wyskiel

Mientras Dagmara, artista polaca radicada en la ciudad de Antofagasta, doctor en Arte y directora de SACO y Colectivo SE VENDE, comenzaba a cerrar los resultados del proceso del Séptimo Festival de Arte Contemporáneo en Antofagasta, expuso en el Museo de Arte de la Paz (Bolivia), participó como experta en el FIFV Festival Internacional de Fotografía en Valparaíso y viajó a zonas extremas del norte de Chile como Ollagüe, para Desiertos Intervenidos II. Sin embargo, también encontró tiempo para abrirnos la puerta a los rincones de su intimidad, montando su nueva muestra individual: Cosas que duelen, trabajo que reúne piezas inéditas de su autoría y que están en exhibición desde el 9 de noviembre al 4 de diciembre en el Salón Chela Lira de la Universidad Católica del Norte (UCN).

Según ella misma relata, esta exposición “es el resultado de varios años de trabajo y constituye un conjunto de seis obras, creadas bajo diferentes capas del mismo concepto. Una exposición llena de lazos familiares, que involucra en la obra a mi tía, abuela y mis hijos, cruzando de esta manera mi identidad, raíces y sentimientos con reflexiones de índole universal, a través de diversos lenguajes y soportes.”

Al ingresar al salón de exposiciones de la UCN, se inicia el recorrido por algunos pasajes íntimos de la historia familiar de la artista, que se entrelazan con emociones sobre ciertas heridas de la historia mundial y otros pesares de nuestra sociedad. El paso de generaciones, relatos de niñez y materialidades que hablan por sí solas. Es el dolor sublimado en formatos plásticos, visuales y audiovisuales.

Tal como ella misma describe en sus escritos sobre las piezas en exposición, lo que su cuerpo expulsó, como dientes de leche, lo recupera para revestirse con el origen de sí misma y el de sus hijos. “Soy autosuficiente, no necesito de piedras ajenas, rescato elementos que pertenecen a la más íntima historia y mantienen mi ADN”, afirma.

Las piezas de la muestra desde la explicación de la artista

Paloma de la paz, es chicle sobre trupán. En este cuadro, la paloma revienta los discursos vacíos y falsos sobre la paz global. El chicle es un producto netamente superficial, sintético y engañoso para nuestros sentidos. Genera globos de colores, mantiene en movimiento la mandíbula, incluso cuando no hay nada que decir. En la pintura indaga sobre los discursos sin contenido real, esos que masticamos, pero normalmente no tragamos, y si tragamos por casualidad, no nos nutre. 

Mi sangre, compuesto por un conjunto de joyas con dientes de juicio y dientes de leche en cobre y fotografía. Las piezas dentarias constituyen uno de los tejidos más resistentes del cuerpo mamífero. La muela de juicio (en polaco la muela de la sabiduría), se encuentra en proceso de atrofia, ya no la necesitamos más. Al fondo de la boca, constituye un patrimonio vivo de lo que fuimos, antes de la era del tenedor y el cuchillo.

Continuidad, instalación de fotografías sobre acrílico del rostro de la misma mujer a los 21 años y a los 89. La primera, con la cara alegre y llena de fe. La segunda en el hogar de ancianos, a semanas de su muerte. Entre estas dos tomas hay una guerra mundial, un matrimonio sin amor, una hija muerta y otra minusválida, eternidad de horas frente a la máquina de coser, callos de la antigua plancha y tijeras de hierro. Almuerzos servidos, platos lavados y canciones románticas de la radio, que permitían creer que sí existe este otro lugar con vidas de verdad.

A mi mamá no le gustó el campo, video blanco y negro con sonido, son los recuerdos de su tía, Magdalena Mydlarz, de 78 años. Rememora escenas de profunda infancia, vividas bajo la ocupación nazi en Polonia, con bombardeo de Varsovia, y la posterior entrada del Ejército Rojo, se mezclan en el relato con la historia familiar. Cuatro mapamundis están desapareciendo, arrasados por agua, fuego, tierra y viento. La visión apocalíptica no solamente alude a la II Guerra Mundial, sino también a los riesgos actuales.

Concentrado de tiempo, resina sintética con concentrado de cobre y espejos, una bola de resina convierte en fetiche el concentrado de cobre, material altamente contaminante acoplado por KGHM en un galpón del puerto en el centro de Antofagasta. Con una especie del mal, que no se ve, pero todos sienten que existe, el objeto habla de enfermedades y muertes incluidas en un cálculo económico.

Este día vimos el volcán, video de dos niños, que en la nada y sin adultos, intentan encontrar las respuestas a sus inquietudes. Caminan por un paisaje descampado, sin apuro. Descansan sentados en el medio de la carretera o debajo de las torres de alta tensión. Nos hacen cuestionar la adultez, hablando de vida y la muerte, el conocimiento y la pérdida, y los mensajes que llegan en botellas de vidrio.