RESIDENCIA DE JOSEFINA MELLADO EN ANTOFAGASTA: LAS INMEDIACIONES DE LA ABSTRACCIÓN

La Ganadora del 5º Concurso Universitario, categoría alumno del Premio Balmaceda Arte Joven 2017, Josefina Mellado, desarrolló durante tres semanas una residencia en el Instituto Superior Latinoamericano de Arte ISLA, en Antofagasta, bajo el asesoramiento del equipo de Colectivo SE VENDE.

En este proceso de investigación, la joven artista llevó a cabo en el Complejo Educacional Juan José Latorre Benavente de Mejillones, el taller “Conocer el desierto, oír el mar”, una serie de clases durante octubre con alumnos de 2º medio. Se trató el tema del territorio, desde el punto de vista de las artes visuales y la descripción del contexto a partir de las rutas, caminos, y los significados que los propios estudiantes le dieron a diferentes objetos recolectados en las salidas a terreno que pudieron hacer mientras ejecutaban el taller y en los desplazamientos de ida y vuelta a sus hogares.

¿Cómo fue el proceso de postular a la residencia en Antofagasta?

Postulé en diciembre del año pasado con una obra a Balmaceda por el concurso universitario para la categoría estudiante, quedé y luego se realizó el análisis de la propuesta que se tituló “Conocer el desierto, oír el mar”, que era un proyecto de investigación en la región de Antofagasta, la idea era ver cosas que desde Santiago no podía imaginar que existían, y encontré bastantes elementos en ese proceso.

¿Qué aspectos te gustaría destacar de la actividad formativa que desarrollaste con los estudiantes de Mejillones?

Soy joven en comparación a los profesores que en ese recinto hacen las clases, por eso siento que esto aportó a mi crecimiento, además que recibí el respaldo del profesor de artes visuales, Javier Herrera.

Creo que la condición más especial de esta región es que es industrial, antes había estado en el desierto, pero tenía la visión del turista de San Pedro de Atacama. Tuve una experiencia con las grúas en la ciudad que están dispuestas permanentemente por todos lados y cumplen distintos roles, también en Mejillones está la hidroeléctrica dispuesta en un lugar turístico, por ese lado es muy interesante lo que pasa acá.

El trabajo con los alumnos y con los materiales fue un nuevo asunto que tratar, pues yo desarrollo mis proyectos a gran escala, instalaciones gigantes, entonces me reduje a pequeños marcos.

Lo que hice fue caminar, siempre más de dos horas, ver muchas cosas, llegaba a ISLA y dibujaba, y no necesariamente lo que veía, sino que intentaba ser un poco más libre, eran sensaciones del espacio que comencé deslumbrar, con temáticas que recurren a mi como armar composiciones.  Soy usuaria de Instagram y la gente me decía “esto es una pintura” mientras que para mi era un dibujo, y justamente era interesante porque una cosa de gran tamaño no la puedo llevar de vuelta.

¿Y con los alumnos qué pudiste ver a través del ejercicio?

Me llamó la atención que los alumnos estaban muy dispuestos a la experiencia, el método era parecido a lo que hago, jugar con elementos encontrados e intervenidos, en general mi trabajo lo comentan porque no se entiende lo que representa, y los alumnos del Complejo Educacional de Mejillones estaban muy dispuestos a recibir estímulos, y no les importaba tanto ese aspecto, porque el taller se convirtió en una exploración para todos.

Para mi la literalidad no es un tema, si quiero ser explicita escribo. Yo hago arte porque son cosas que no puedo decir de otra manera que no sea física o visual. A veces las propuestas se cargan se significados y en otras oportunidades no.

Estaba muy enfocada en que los alumnos tuvieran la libertad de crear, a ratos se me ocurrían formas con los elementos que traían los jóvenes, pero no quise entrometerme hasta ese punto. Hubo estudiantes que hacían representaciones directas, y también habían ensayos que exploraron más en la forma.

Los materiales recolectados eran conchas, maderas, plantas, piedras, materiales de deshecho, cajas plásticas de feria y varios objetos. Fueron buenos trabajos, los compartimos y conversamos, de verdad aportaron los recorridos.

Sin duda la residencia en ISLA contribuye a mi profesión, a poder acercarme a este tipo de instituciones, conocer lo que trata SACO desde adentro, es algo que no te enseñan en la universidad, a veces te cuentan historias, pero no es lo mismo verlo presencialmente.

El objetivo de postular al Concurso Universitario de Balmaceda Arte Joven era no saber dónde iba a llegar. Ahora viene un trabajo por empezar, el equipo del Colectivo SE VENDE me entregó tanto y eso es muy positivo.