FOTÓGRAFO ITALIANO NICOLA MAZZUIA INVESTIGA LAS MEMORIAS DE LOS HABITANTES DE ANTOFAGASTA

Con el respaldo del programa Traslado de la Macroárea de artes de la visualidad del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el artista italiano Nicola Mazzuia, concluye su residencia en Antofagasta y comenta cómo fue la experiencia de recorrer la urbe construyendo rutas imaginarias a partir de los sentimientos y los recuerdos de la comunidad local.

Tras haber residido desde el 10 de octubre al 10 de noviembre de 2017 en el Instituto Superior Latinoamericano de Arte ISLA, el artista italiano, Nicola Mazzuia, cuenta cómo fue su proceso de investigación en Antofagasta.

En la entrevista adelanta algunos aspectos acerca de la plataforma web que creará después de estudiar las historias particulares de algunos ciudadanos, con los que generó diversas instancias de acercamiento con el objetivo de documentar los relatos y sus vivencias.

¿Cómo ideaste el proyecto del Programa Traslado?

Mi proceso de formación fue trabajar con gente especializada fotografía, siempre me ha interesado. Comencé a vincularme con profesionales del área, trabajé mucho el cuarto oscuro y los lenguajes clásicos, y después de ocho años de laburar con profesionales seguí mi propio recorrido. Llegué a Chile porque mi esposa es antropóloga y realiza investigaciones con el Pueblo Mapuche.

Llegué a Santiago en marzo de 2017 y de ahí partí de nuevo como lo hacía en Europa, buscando opciones, postulando a proyectos.

¿Qué aspectos de la fotografía te interesan y cuáles son las líneas que te llaman la atención?

Para mi la fotografía es un medio, mis intereses son sobre el espacio ciudadano y la influencia que tiene sobre las personas. Estos son asuntos psico-gráficos que provienen del concepto de “geografía emocional”, donde la gente asocia sus vivencias a los lugares, la arquitectura y el paisaje. De esta forma la comunidad enlaza sus recuerdos alojados en la memoria.

¿ Cómo fue tu proceso de investigación en Antofagasta?

Esta residencia se ha tornado un trabajo muy interesante en el sentido de que yo nunca entiendo bien mi trabajo hasta que finaliza. Tenía una idea clara sobre lo que quería hacer, pero por ejemplo, el proyecto que postulé al programa era bastante diferente, y aún así experimenté tomando decisiones en base a los recorridos y las historias.

Lo que hice fue construir una red que estuvo hecha por la parte emotiva de algunos ciudadanos de Antofagasta. He invitado a mucha gente a hablar de la ciudad, pero no en su totalidad, sino que desde sus particularidades, y de sitios específicos que están conectados con los entrevistados a nivel emocional, histórico y vivencial.

Construyendo la red me he dado cuenta de que hay muchos pequeños factores que conectan las calles y los relatos. Siempre aparece el tema de la minería, de los presos políticos, y eso crea conexiones que no se ven a diario.

La ciudad tiene su memoria, las calles y plazas poseen nombres que evocan a algo o a alguien, y muchas cosas más pequeñas, como las piedras a veces tienen que ver con los recuerdos, la familia, o algún grupo.

Estoy sacando a la luz lo que me cuentan, generando un mapa virtual interactivo. Las personas me indicaron cuales son sus puntos de referencia.

En Antofagasta hay una ruta que cruza todo, y es el ferrocarril, que emite ruido, entonces existe un recuerdo acústicos asociado. Vemos una memoria auditiva.

Las entrevistas, las fotografías de las personas y los lugares, los ruidos  y las rutas particulares van a estar condensadas en una página web que voy a diseñar con colores, sonidos, y otros detalles.

¿Qué te parece ISLA para la circulación del arte en el norte del país?

Es mi primera experiencia de este tipo en Chile, no conozco otra, pero es algo muy grato, he compartido con personas realmente amables que han colaborado de forma desinteresada. Los artistas residentes en ISLA me acompañaron, aconsejaron y el equipo de Colectivo SE VENDE aportó atentamente. La residencia funcionó de manera óptima.