[REFLEXIÓN] El desierto como territorio formativo y artístico

El Desierto de Atacama podría ser el aula más grande del planeta. 105 mil kilómetros cuadrados en donde hasta hoy, existen tradiciones y formas de vida ancestrales de culturas precolombinas, lo que posibilita profundos estudios de historia, sociología y antropología. Es un observatorio abierto que dispone de los cielos más límpidos del mundo para el desarrollo de la astronomía. Un territorio que se ha formado por millones de años, cuyas capas de tierra, roca y vestigios fósiles narran el devenir de la Tierra y facilitan el estudio de la geología.

 

También es una zona donde se cree que nada vive o crece no solo debido a su clima extremo, sino que a los episodios de contaminación y depredación provocados por la gran industria desde fines del siglo XIX, y hay que reconocer que, por décadas, esta gran sala de clases estuvo casi vacía, con muy pocos profesores y alumnos en ella.

 

Por ello, era un riesgo para SACO, desde sus inicios, tratar de cultivar un oasis para el arte en medio de este paisaje áspero. Ello significaba abrir espacios de formación propios de la disciplina, pero en interacción con otros conocimientos, especialmente científicos. El gran obstáculo, pero que a la vez representaba una oportunidad, era la ausencia de experiencias anteriores desde las cuales construir, lo que posibilitó aprender y generar lógicas a través de lo empírico, el ensayo y el error, sintetizando el aprendizaje y el conocimiento, involucrando distintas áreas de manera simbiótica mediante relaciones interhumanas en el lugar más seco del mundo. 

 

Si bien SACO se ha caracterizado desde su génesis por desarrollar pioneras y arriesgadas propuestas educativas, instauradas en forma y contenido “fuera de la caja”, hay ciertos hitos relevantes, entre ellos, su cuarta edición, denominada Entre la forma y el molde, que puso a los jóvenes como centro de la intensa y enriquecedora experiencia del arte como protagonistas de los talleres artísticos que realizados junto a siete artistas-docentes provenientes de Ecuador, Cuba, México, Paraguay, Chile, Perú y Uruguay.

 

El contexto de esta edición fue la falta de escuelas de arte universitarias en el territorio entre las regiones de Arica y Parinacota y Coquimbo, así como la crisis generalizada de la educación artística en el país. Fue así que 84 estudiantes de 3° y 4° Medio provenientes de liceos ubicados entre Arica y Vallenar.

 

Los jóvenes participaron de talleres intensivos de video arte, dibujo expandido, grabado con matrices de tierra, selfies en greda, fotografía experimental, trabajos con el territorio, la ciudad, y sobre todo la intensidad de la experiencia vivida, cuyo proceso y resultados la comunidad pudo conocer en los siete domos aniertos como espacios de taller y después, de exposición, 84 alumnos de 3 y 4 medio provenientes de liceos entre Vallenar y Arica.

 

Fue una instancia única de creación, pero sobre todo, de un trabajo reflexivo y colaborativo que generó una apertura inusitada en el contexto de la precaria situación del sistema educativo chileno en este encuentro planteado como una metáfora sobre la relación que se genera entre quien enseña y quien se forma.

 

El intercambio de experiencias de producción y docencia se convirtió en el nudo que unía a docentes y jóvenes, como una especie de iniciación en el arte contemporáneo, como una alternativa a las instancias tradicionales que privilegian las relaciones verticales. Ningún espacio era formalmente académico, sino que se generaron acciones alternativas de educación en arte creadas por ellos mismos y los participantes que durante una semana interactuaron mediante talleres con ochenta jóvenes del Norte Grande en una residencia intensiva de aprendizaje, creación y sobre todo, interacción. 

 

Ese año se realizó el ciclo de talleres Entre la forma y el molde Entre la forma y el molde, pensado para docentes de arte de los liceos de la región; una serie de coloquios y actividades de actualización y estimulación creativa para profesores y personas interesadas en desempeñarse en la docencia en Artes Visuales. Mediante módulos con énfasis en nuevos lenguajes y la convicción en la necesidad de renovar las estrategias de trabajo en el aula, este ciclo fue diseñado como una herramienta aterrizada y práctica para quienes deseaban abrir sus horizontes, experimentar nuevos lenguajes y compartir estos conocimientos.

 

Variables de estos procesos formativos, priorizando el trabajo en terreno y la simbiosis de conocimientos, se aplicaron en Desiertos intervenidos, proyecto que se desarrolla desde 2016 y que consiste en una serie de laboratorios intensivos de vinculación con el territorio en el que los docentes, muchas veces provenientes de otros puntos del país y el mundo, aprendían junto con o de sus alumnos, de la geografía física y humana del desierto profundo, sus poblados y su gente, en una instancia que si bien tiene como objetivo la concreción de obras, pasa por diversas etapas que involucran de manera instintiva la historia, la antropología, la sociología y otras disciplinas de estudio, reafirmando la formación de dinámicas y redes que cuestionan los sistemas tradicionales educativos, derivando el eje de éstos hacia el diálogo directo dentro el mundo de cultura.

 

Pero quizás uno de los mejores ejemplos de esta forma de trabajo corresponde a la formación de mediadores autodidactas, cuya presencia contribuye en buena medida, a dar vida y nuevos significados a las exposiciones de SACO.

 

Se trata, primero, de una instancia educativa en la que los voluntarios elegidos para esta tarea, reciben herramientas propias a tan delicada labor mediante encuentros, talleres, charlas y capacitaciones, ya que su misión no solo consiste en conocer las obras y sus autores, sino que también en servir de puente entre éstos y el público.

 

Más que por su experiencia en el ámbito artístico o estudios, son seleccionados por características relacionadas con otros parámetros más difíciles de cuantificar, pues por sobre sus conocimientos (necesarios por lo demás) deben ser personas ávidas por aprender, empáticas y dispuestas a relacionarse con diferentes tipos de público. La tarea no es fácil pero sus resultados son óptimos, pues se enseña una profesión tras la cual hay una vocación de trabajo que los convierte en la primera línea de las exposiciones. Es una gran responsabilidad la que recae sobre sus hombros, pues son los encargados de facilitar el contacto entre la obra y el público y finalmente, servir de punto de encuentro entre ambos universos, no solo debido al interés permanente de concitar la atención de las personas en torno al arte contemporáneo, sino que además para comprender que estas expresiones distan mucho de ser elitistas como comúnmente se nos quiere hacer creer: el arte es ese espacio que debe estar abierto a todos; un campo infinito de conocimiento, aprendizaje e interpretaciones al que cada uno de nosotros tiene derecho a acceder.

 

Como todo profesional, nuestros mediadores reciben remuneración como todos los que trabajan en SACO, ya que consideramos que el voluntariado debilita el reconocimiento y el prestigio necesario de la figura del trabajador de cultura en el imaginario común y estamos comprometidos con esta causa. 

 

Estas acciones de arte tienen la necesidad de ser acompañadas por procesos formativos que no solo sirvan para tender puentes entre arte y público, sino también despertar nuestro apetito, ya sea como espectadores o como posibles artistas, de acceder y participar de estas instancias, de cultivar nuestra capacidad crítica y proyectarnos más allá de lo que conocemos y asumimos como la única forma de aprender. De lo contrario, estamos en presencia de eventos caracterizados como “estrellas fugaces” que no inciden de forma concreta y a lo largo del tiempo en los objetivos reales de nuestras acciones para sembrar este desierto que, con el paso del tiempo, debe convertirse en un oasis de arte y conocimientos.

 

Más información:

SACO4 Entre la forma y el molde: en la web web  y en nuestra publicación

Desiertos intervenidos I

Desierto intervenidos II

Mediación en exposición Nosotros, los ancestros de SACO8

Laboratorios de primavera en Ayquina. Desiertos intervenidos II

SACO4 Entre la forma y el molde

Mediación en Sala de Arte de Fundación Minera Escondida, SACO6