El viaje no terminó de acuerdo a lo planificado. La irrupción de la epidemia de coronavirus truncó parte de la residencia de intercambio del artista elenino Jahir Jorquera en Brasil, obligándolo a regresar a Chile antes de lo previsto. Sin embargo, tuvo tiempo suficiente para conocer Minas Gerais, una zona ampliamente afectada por la terradeformación de la gran industria minera del hierro, y de compartir y dialogar con curadores y artistas que, al igual que él, realizaban sus residencias en el Centro de Arte y Tecnología Jardim Canada (JA.CA).
Esta residencia es producto de la alianza de SACO establecida el 2019, con la visita de la directora de JA.CA Francisca Caporali a Antofagasta, gracias al apoyo de la Embajada de Brasil en Chile, y ya había fructificado con la presencia, en enero de este año, de la artista brasileña Simone Cortezão. La visita de Jahir correspondía a un nuevo capítulo de esta experiencia cuyos resultados, formarán parte de una exposición en SACO9 Ahora o nunca.
“A pesar de que mi residencia no finalizó según lo planificado, realicé una exploración visual en cual relaciono y expongo mi actual trabajo con aspectos donde el patriarcado se ve implicado directamente en los estragos que ocasiona el extractivismo, lo que me sirvió como material valioso para la obra que estoy produciendo” nos cuenta este joven artista, investigador y educador, que contó con el respaldo de la Dirección de Asuntos Culturales (DIRAC) del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile para concretar este viaje. Aquí, nos comparte los resultados de su accidentado aunque provechoso periplo por tierras cariocas.
¿Cómo recibiste la noticia de tu participación en esta residencia de intercambio?
La noticia me tomó por sorpresa, ya que desde 2017 he recorrido algunos países de Sudamérica, tratando de comprender su historia y las diferencias o similitudes que componen sus estructuras sociales, políticas y culturales. No había tenido la suerte de conocer Brasil y siempre me interesó este país porque desde pequeño tuve una fuerte conexión con su cultura.
¿De inmediato comenzaste a pensar tu proceso de investigación, en cómo hallar similitudes y diferencias entre los territorios terradeformados de Minas Gerais y Antofagasta?
Casi de inmediato pensé en el método de trabajo que utilizaría, el que fue bastante intuitivo. De alguna manera, lo que hice fue establecer vínculos entre cosas que conocía con nuevos conceptos que se fueron correlacionando al ir avanzando mi propuesta. Mediante estos componentes, comencé a estructurar ideas previas a mi viaje, a coordinar líneas de trabajo con este nuevo territorio, en base a algunas temáticas que he investigado, y a construir mapas conceptuales que abarcaban elementos de la cultura brasileña relacionadas con mi actual proyecto Lunar de Pampa, donde hablo a partir de elementos de mi autobiografía, de la configuración del patriarcado y el concepto de masculinidad en Latinoamérica.
Entre algunos datos interesantes estaba mi nombre de pila, cuyo origen surge en honor a un futbolista carioca de la selección brasileña de los 70’s y por otro lado la reivindicación de lo espiritual dentro de una representación visual en la película Xuxa contra el Bajo Astral, cuya trama muestra como la supremacía de lo masculino representado por la guerra intenta vencer por sobre lo femenino y el poder curativo de la tierra.
El proceso de extracción masiva de recursos naturales en Latinoamérica, es un fenómeno que está sucediendo ahora, afectando a la tierra y nuestra conexión con ella a través de esta destrucción ocasionada por la mano del hombre. Al leer artículos sobre la defensa del medioambiente y el feminismo, o las reflexiones que hace Silvia Federicci sobre el extractivismo y la violencia de género, podemos darnos cuenta de que hay una fuerza mayor que está causando nuestra próxima extinción.
Por otro lado, una gran inspiración durante mi residencia fue la obra de la fotógrafa Claudia Andújar, su trabajo realizado en las profundidades del Amazonas brasileño con comunidades indígenas Yanomami, donde podemos apreciar una energía femenina que reivindica lo espiritual por sobre lo terrenal.
Antes de la interrupción de tu residencia, ¿qué procesos de trabajo desarrollaste, con quiénes te reuniste y que resultados lograste sacar de esas acciones?
Apenas llegué a Brasil comencé a recorrer los lugares más cercanos a la zona de residencia. Me parecía interesante el hecho de estar alejado de la ciudad (Belo Horizonte), debido a la tranquilidad de este sector de Minas Gerais.
En Antofagasta viví varios años en el sector norte, el cual es totalmente diferente al centro-sur de la ciudad. Esto me familiarizó inmediatamente con el contexto que pude observar en Jardim Canada. Por otro lado, enfrentar la temática de la minería me provocó sentimientos encontrados ya que mi padre trabaja desde hace mucho tiempo en este rubro.
Lejos del ruido de la ciudad, pude percibir cómo la naturaleza brotaba por todas partes, y cómo este territorio estaba siendo violado a través de la terradeformación provocada por la actividad minera. También noté una fuerte resistencia de los pueblos originarios en un país donde el racismo es muy fuerte y sobretodo una actividad artística que se esfuerza mucho por mantener vigentes a estas comunidades.
Me reuní con Francisca Caporali, directora de JA.CA, y la curadora brasileña Samantha Moreira, con quienes indagué con mayor profundidad en temáticas que yo desconocía acerca de la historia de Belo Horizonte. También me reuní con la artista que desarrolló su residencia en SACO, Simone Cortezão con quien coordinamos ciertos puntos de intersección en donde nuestras obras se encontraban.
Artur Souza y Mateus Mesquita, integrantes de JA.CA fueron sin duda muy importantes en cuanto a la logística para la producción de obra durante la residencia. Además fueron quienes me enseñaron joyas de la música brasileña (como por ejemplo el grupo Uakti), donde pude imaginar a través de la investigación musical, la historia de Brasil.
Conocí a otra artista en residencia, la curadora española radicada en Suecia, Alba Folgado con quien recorrimos lugares históricos de Belo Horizonte.
También produje una pieza audiovisual que intenta representar la resistencia sudamericana del territorio ante el abuso que ejercen las políticas actuales que gobiernan nuestra sociedad, inspirada en la muerte de viejas ideologías, donde el estallido social que comenzó en Chile a fines de 2019 es el gran protagonista.
¿Debe el arte asumir una postura crítica respecto a los procesos de extracción de recursos naturales en América Latina?
A mi parecer, el arte es una disciplina que puede pensarse desde múltiples puntos de vista y las preguntas que establece siempre representan una postura crítica, que no siempre es consciente al desarrollarse dentro de una obra.
Muy cerca del lugar exacto donde me hospedé, pude observar con mis propios ojos un rajo minero en funcionamiento, y fue impactante ver este agujero inmenso de destrucción en medio de toda la vegetación. Podía verse cómo esta actividad cambió el ecosistema del lugar, era un paisaje apocalíptico y a la vez caóticamente bello.
En Minas Gerais se produce un masivo extractivismo, lo cual ha significado la muerte de personas, animales y ríos, entre los cuales se encuentra la tragedia de Brumadinho, desastre ambiental que ocurrió en 2019, cuando un dique minero se derrumbó y derramó miles de metros cúbicos de agua y barro eventualmente tóxico sobre la región. Lo peor de todo es que la empresa que lo causó, sigue en funcionamiento y actualmente hay otro dique que está por colapsar en Barão de Cocais, donde la gente se encuentra en permanente estado de alerta.
Las imágenes que quedan son imborrables y en este sentido creo que es inevitable seguir cubriéndonos los ojos, ya que es a través de la resistencia de lo que está muriendo, de lo que carece de poder y de lo que se deja a un lado, donde el arte realiza su tarea. En este caso representando el daño que causamos al planeta, de cómo este ya no es el mismo de hace un par de años atrás. Es un momento donde la muerte se hace presente y donde la tierra se encuentra en estado de emergencia, qué mejor ejemplo que la pandemia mundial por la cual estamos atravesando como humanidad para evidenciar todo esto.
*Más información sobre la residencia de intercambio de Jahir Jorquera aquí






