SACO8 Antofagasta: diásporas de arte y ciencia en el desierto

Ivonne Morales

Periodista SACO8

El conocimiento artístico y científico, así como diversas investigaciones interdisciplinarias, han sido parte de SACO Festival de Arte Contemporáneo, desde sus inicios en el 2012, levantando puentes en el Desierto de Atacama desde el arte hacia un territorio que funciona como observatorio astronómico, centro de estudios arqueológicos o foco de escrutinios geológicos, y que inevitablemente se transforma en un laboratorio de creaciones que no pueden ignorar este contexto.

 

El diálogo entre ambas disciplinas, ha trascendido todos los años de SACO, consolidándose el 2018 con el apoyo del Museo Arqueológico R.P. Gustavo Le Paige y el 2019, con la acogida del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta, quienes han asesorado a algunos artistas que han desarrollado con sus obras reflexiones sobre la conducta del ser humano en el desierto, fundamentados en el conocimiento científico.

 

Este año, cuatro latinoamericanos trabajaron en el Desierto de Atacama, investigando las posibilidades o resultados que tiene la exploración científica de la zona: Aldair Indra (Bolivia), Joaquín Fargas (Argentina), Natalia Pilo-Pais (Perú) y Guillermo Anselmo Vezzosi (Argentina).

 

Rabdomante, la utopía del agua

 

Un robot recorre los áridos paisajes de la segunda región, intentando captar la humedad del entorno para generar un nuevo ciclo vital del agua, cuya explotación ha generado importantes controversias entre el sector industrial y los pueblos originarios. “El Rabdomante es un personaje que habita entre la fantasía y la realidad con una propuesta utópica que tal vez podría llevarse a cabo”, asegura el experto en bioarte Joaquín Fargas, creador del robot junto a Elia Gasparolo, quien colaboró en su diseño y realización.

 

Basado en la radiestesia, facultad de percibir las radiaciones electromagnéticas, y que se utiliza para descubrir manantiales y yacimientos subterráneos, “este ser tecnológico busca comprender las propiedades de la naturaleza, para almacenar la energía del sol en baterías que luego alimentarán unos dispositivos denominados Celdas Peltier. Al estar en contacto con la atmósfera, en la cara fría de la celda se producirá la condensación de agua”, agrega Fargas, cuya exposición en el Centro Cultural Estación antofagasta, incluyó videos e instalaciones.

 

Espectro de Marte

 

En la aridez del mismo desierto, Aldair Indra trabajó sobre la viabilidad de ocupar Marte, basada en estudios astronómicos realizados en la región de Antofagasta por su similitud con el planeta rojo. Así, enfrenta la obsesión humana por expandir sus dominios con una mirada lúdica pero crítica en Espectro de Marte, muestra que nació como resultado de su residencia en el Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta.

 

“El proyecto se puede leer de varias capas y ángulos: lo técnico-científico, lo filosófico en cuanto a la relación del ser humano con el cosmos, las mediciones y la datación; y, por otro lado, la conquista de espacios que se da de un territorio a otro. La NASA es la que hace estas investigaciones, pues la idea es colonizar otro destino, pero ellos llegan hasta acá y no dan cuenta de sus descubrimientos a los científicos chilenos”, manifiesta la artista.

 

Por su parte, Eduardo Unda, director del Centro de Astronomía, comenta que “nos dimos cuenta que el trabajo artístico revaloriza muchos de los conocimientos que para nosotros están normalizados, por eso queremos entregar mucha más materia prima, para que los artistas resignifiquen los conceptos y lleguemos a la comunidad desde ángulos que habitualmente no llegamos, permitiendo que la astronomía se acerque a todos los públicos”. 

 

Diario de una búsqueda hacia lo suprasensible

 

Un viaje escultórico, fotográfico y conceptual es el que ofreció la exposición de Natalia Pilo-Pais en la Sala de Arte de Fundación Minera Escondida de San Pedro de Atacama. Con el apoyo de investigaciones interdisciplinarias, volcó miradas hacia la cosmovisión indígena y el pasado común latinoamericano, resultado de su residencia arte + arqueología que contó con la colaboración de los científicos del Museo Arqueológico R. P. Gustavo Le Paige. 

 

Elena Horta, arqueóloga del museo, asegura que “el diálogo entre el artista y el científico genera dinámicas insospechadas de comunicación, y otorga nuevos descubrimientos en el entorno de San Pedro de Atacama. Me parece que es necesario continuar estas diásporas de arte y ciencia, en base a la experiencia que vivimos el año pasado junto a la artista uruguaya Jacqueline Lacasa (autora de ‘De cómo las almas viajan a las estrellas’ en SACO7) y este año con Natalia”.

 

Por su parte, Pilo-Pais agrega que “a la relación entre arte y arqueología que experimenté en este proceso de investigación, se sumó la filosofía, la antropología y la geología. El apoyo en estos conocimientos aportó al desarrollo y a la comprensión de los resultados visuales, que reflejan un diálogo entre la ciencia y el arte en las culturas pasadas y presentes”.

 

Topografía de un futuro incierto

 

La obra del artista y arquitecto argentino, Guillermo Anselmo Vezzosi, se fundamentó en un programa de la NASA (VESL), para determinar cuánto subirá el nivel del agua en miles de años más por efectos del cambio climático, en una instalación con mirada apocalíptica que nos hizo reflexionar sobre el futuro. 

 

Según Guillermo “trabajé con un hardware de la NASA, el cual me permitió estimar el incremento del nivel del mar alrededor del mundo en milímetros por año una vez que se derritan los polos. Busco hacer un anclaje específico con respecto al mar y una localidad como esta, que se ve muy afectada en el programa”.

 

En el cruce entre arte y ciencia, estas obras pusieron en la palestra problemáticas socioambientales del desierto, del extractivismo, el olvido de las tradiciones ancestrales y la obsesión por el dominio territorial del ser humano. En estos procesos de investigación, artistas y científicos parecen coincidir en que el diálogo entre ambas áreas es un aporte al desarrollo del conocimiento, que fortalece el progreso de cada disciplina con sus particularidades. Mientras, el Desierto de Atacama se despliega como un libro abierto para que nuevos trabajos transdisciplinarios esbocen interrogantes sobre la existencia y el futuro de este territorio único en el mundo.

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