El encuentro de las artes escénicas y visuales en una “casa azul”

Un grupo de creadores tomó el desafío de realizar la mediación dramatizada de la exposición Ventanas de SACO9, configurando un cruce de disciplinas artísticas que propuso a los visitantes un impensado imaginario.

 

Una exposición colectiva curada por el fotógrafo antofagastino Sebastián Rojas quien además fue parte de los expositores junto a Cristina Dorador (Chile), Graciela González (Bolivia), Gastón Bailo (Argentina) y Fernando Montiel Klint (México). Todos ellos, aportaron con sus obras al montaje fotográfico que estuvo abierto de forma presencial al público entre el 21 de noviembre y el 8 de enero, y en recorrido 360º hasta el 28 de febrero; una muestra en donde cinco miradas distintas, abordaban a través de las imágenes, el tiempo de pandemia, desde la reflexión íntima hasta perspectivas de la vastedad del desierto y el futurismo.

 

Apenas realizada la inauguración y las primeras visitas guiadas, los actores Natalia Leal y Claudio Alarcón propusieron una forma diferente de acercarse a la exposición y sus conceptos, dramatizando la visita guiada. Terminado el periodo de la exposición abierta al público, los protagonistas de esta experiencia y el curador de Ventanas dejaron algunas reflexiones

 

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La imagen como detonante de acciones, verdades y como construcción de nuestra propia realidad, fue parte de las ideas que abordó la exposición Ventanas. Cómo las imágenes nos muestran una verdad del propio ser que las creó.

 

A partir de allí comenzamos un camino de cuestionamientos junto a los intérpretes Natalia Leal y Claudio Alarcón. Nos planteamos el desafío de generar un ejercicio teatral, en la idea de ayudar al espectador a entrar en los mismos cuestionamientos que revela el trabajo visual, experimento escénico que parte con la idea de una “mediación dramatizada”. Dicha propuesta abre un diálogo entre imágenes y teatro, sin que ningún lenguaje predomine sobre el otro. Decidimos no hablar sobre la técnica o el contexto de las imágenes, sino más bien sobre la profundidad que revelan estas en nuestro espacio íntimo durante un largo periodo de confinamiento. 

 

¿Que tienen en común las artes visuales con las artes escénicas?


La construcción de un imaginario es el nacimiento de la puesta en escena. Los actores intentan entrar en la psicología de cada autor para traducir su obra en un estado emocional y generar un diálogo dramático entre dos personajes (Valentina y Klaudio), que habitan una casa (espacio escénico). La obra se sitúa en el año 2070, luego de haber sobrevivido a varias pandemias desde la crisis sanitaria por COVID-19. Klaudio sufre un aparente trastorno psicológico generando un apego incondicional con las imágenes montadas en 2020, mientras ella intenta  ayudarlo a sanar. Una lucha constante en que afloran recuerdos oprimidos por el estado de catástrofe.

 

Al momento de entrar a casa, los espectadores son acompañados por un guía, mientras se oye constantemente el sonido de un reloj. En otra habitación, los actores comienzan el ejercicio mirándose de frente, con mascarillas a rostro completo y vestidos con buzos de papel y guantes plásticos. Recorren la casa mientras los espectadores los siguen.

 

Textos poéticos, mantras y música se van mezclando con la mirada de los actores a las fotografías que pueblan el espacio de la escalera, o el tecleo en la máquina de escribir de la habitación azul. Un video con imágenes del cotidiano de la pareja da fin a la mediación.

 

Con la finalidad de estimular el espacio íntimo, durante el ejercicio teatral solo se permitía el ingreso de tres personas por función, ya que parte fundamental del proyecto fue incentivar a que el espectador pasara por diferentes sensaciones y estados emocionales.